EUROPA
PRESS
3 enero
2019
Hidratarse
bien, evitar el estrés y una dieta rica en omega 3 mejoran la piel sensible con
el cambio estacional
Hidratarse bien, evitar el estrés y una
dieta rica en omega 3 mejoran la piel sensible con el cambio estacional, ya que
el invierno no es la mejor estación para las personas con esta patología que
padecen el 31 por ciento de los españoles, informa el dermatólogo del Hospital Vithas Nisa Rey Don Jaime de
Castellón, Beteta Gorriti.
Tal como explica el doctor "con el cambio estacional y
la llegada del frío y viento, la piel reduce la secreción de sebo y la
transpiración propiciando que ésta se reseque". El problema es que cuando
la piel se reseca, deja de proteger frente a las agresiones del exterior,
apareciendo picor e irritación.
De hecho, Gorriti señala que "patologías cutáneas como
el acné, la dermatitis, la psoriasis o la xerosis
(piel seca) suelen mejorar en verano", pero con el cambio estacional
empiezan a aparecer los problemas cutáneos y crece el riesgo de sufrir de xerosis cutánea, cuyo principal síntoma es la comezón o
prurito.
La piel reacciona de manera exagerada ante estímulos que no
afectarían a una dermis normal, pero sí a la sensible. Esta reacción puede ser
desde una leve desazón a una molestia insoportable que obliga a rascarse de
forma intensa, favoreciendo los brotes de problemas cutáneos como la dermatitis
seborreica, la rosácea y la dermatitis atópica.
¿Cómo mantener la
función barrera de la piel y reducir el picor?
Para mantener la piel en las mejores condiciones es
fundamental que los pacientes con estas patologías mantengan la dermis
hidratada con emulsiones humectantes específicas que contengan urea y glicerina
para reestructurar y calmar la piel.
Según el doctor Beteta, es
preferible la ducha al baño y nunca más de 10 minutos, con agua templada,
evitando la fricción de la esponja y utilizando gel de baño sin sulfatos, sin
olvidarse de enjuagarse y secarse muy bien todo el cuerpo.
Para evitar la sequedad se deben aplicar geles
específicos que tengan agentes muy suaves y refuerzos con ingredientes
calmantes por la mañana y por la noche. Si la piel está discretamente
humedecida, la penetración de la crema será mayor. "La clave es que la
piel mantenga la máxima hidratación posible", explica el experto.
Por otra parte, en la dieta se deben incluir aceites ricos
en omega 3 y omega 6, como el de aguacate, onagra o borraja, que también
ayudarán a mejorar la hidratación de estas pieles y a recuperar la estructura
que tienen dañada. "Evitar consumir en exceso chocolate, alcohol y
café", agrega el doctor, "y no olvidar que fumar favorece la sequedad
de la piel".
La dermis también respira, así que hay que evitar abrigarse
exageradamente. "No debe haber contacto directo con lana, plásticos o
gomas, materiales que podrían incrementar la alteración de la piel; la
tolerancia a las fibras sintéticas es muy variable y dependerá de cada
persona", puntualiza el especialista.
El estrés, el peor
aliado
La piel y el sistema nervioso comparten el mismo origen
embrionario. Esta conexión hace que en un estado nervioso la piel se exprese
con síntomas molestos, como picor, descamación o rojeces.
El estrés no es causa de enfermedades específicas de la piel, pero sí puede
contribuir a la aparición de brotes de patologías, ya que se relaciona con
mayor inflamación o síntomas cutáneos.